martes, 9 de noviembre de 2010

En la oscuridad.

 Corría y corría en la oscuridad... Las farolas no alumbraban, la luna se escondía bajo un manto de nubes temblorosa... No quería ver el esperpento que tenía lugar...

 Mi circulación sanguínea estaba disparada, mis poros faciales disparaban con prisa sudor... Un sudor frío... El cual daba más frialdad a la escena...

 Estaba solo, corriendo por lo que parecía ser una calleja sin mucha importancia turística ni urbana, puesto que estaba compuesta por pequeñas casas viejas, sobre un asfalto poco cuidado y maltratado con coches aparcados lateralmente encima de la misma.

 Mi correr rebotaba sobre las paredes, mi latir me retumbaba mi cerebro, mi nerviosismo era tal que no recordaba ni siquiera cuanto tiempo llevaba corriendo, ni porqué acabé así... Maldita mi existencia...

 Escalofríos recorren mi espalda, mis bellos de punta, recalcaban mi terror... El horror me perseguía y no podía parar... Solo callejear de izquierda a derecha por este laberinto sinuoso... Esperando salir del barrio y no encontrarme con un muro que marque mi final... O más de lo que me seguía me corte el paso...

 Grito... Grito en la noche... Pidiendo socorro, suplicando clemencia para mi cuerpo, cansado y horrorizado... Suplico un refugio sumergido en lágrimas... Sin embargo nadie aparece, nadie me abre una puerta o me tiende una mano... Solo... Corría en la oscuridad...

 Mis piernas se resentían... Mi velocidad bajaba lentamente, cada vez están más cerca... Sentía ese dolor en el lateral, los gemelos sobrecargados y mis rodillas flaqueaban intentando tocar tierra para pedir un momento de tranquilidad. No me lo podía permitir... ¿Valdría la pena tanto esfuerzo?

 La angustia me anudaba la garganta, ya no podía emitir ni un sonido, casi tropiezo con un boquete, cosa que me facilitó en parte para un nuevo giro...

 Ya apenas veía nada, la negrura era absoluta... Solo escuchaba y sentía... Escuchaba lamentos de horror a mis espaldas... Mi latido... Mi respiración... Y el silencio...

 De pronto, choqué... Me dí con todas mi poderío contra algo liso... ¡Una pared! Era mi fin...

 Me quedé con los ojos cerrados, aunque no viese no iba a sentir dolor y estaba aterrado... Olí el hedor de la muerte...

 Pisadas a mi alrededor... Cuerpos fríos se tumbaron junto a mí... Dolor que me desgarraba la piel... A punto de mi ultimo suspiro escuche crujidos que me indicaban que habían llegado a mis huesos rápidamente...

 Tony

 NOTA: Obra protegida.


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